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Todo comenzó en el siglo XIX cuando aparece la fotografía. Por vez primera, era posible gurdar una imagen del mundo. Pero para algunos fotógrafos no les fue suficiente una imágen fija, como es el caso de Marey, qioen llegó a utilizar una especie de fusil fotográfico capaz de captar las diferentes fases de un movimiento.
A largo del siglo, se construyen aparatos que buscan producir la ilusión del movimiento: el Taumatropo, el Fenaquistoscopio, el Zootropo y el Praxinoscopio. Una variante de este último, el Teatro óptico, construido por Emile Reynaud, es lo que más se acerca a lo que será el cine.
Con el fin de producir una acción continua, se proyectaban largas bandas de más de 500 transparencias de dibujos a partir de un aparato cilíndrico que, juntamente con la proyección de una imagen de fondo desde una linterna, proporcionaba la proyección de los primeros dibujos animados.
Estos son los tres elementos que conformaban el cine: la persistencia de la visión, la fotografía y la proyección. Pero faltaban dos más: la película perforada y el mecanismo de avance intermitente que la mueve. Y fue en los EE.UU. donde, en 1890, se solucionó el problema, de la mano del gran inventor Edison y de Dickson.
En muchas salas de diversión se instalaron los llamados Kinetoscopios de Edison, cajas que contenían una serie de bobinas que permitían ver una película, individualmente. El famoso inventor se negó a proyectarla sobre una pantalla porque creía que la gente no se interesaría por el cine. La historia del cine no puede ser atribuida, específicamente, a nadie. Fue el resultado de una serie de inventos de diferentes personas.